viernes, 12 de agosto de 2011

Feliz día del des-madre

Y la historia se repite. Año tras año, al llegar el mes de agosto, el Ministerio de Economía, Industria y Comercio, a través de la Dirección de Apoyo al Consumidor, nos trae la mala noticia de que el Día de la Madre sirve para que las tiendas de electrodomésticos hagan de las suyas a costa de los consumidores con necesidad de un crédito para comprar y desinformados acerca de las condiciones para pagar. 

Los planes de financiamiento son promocionados con con comerciales muy bien elaborados y con atractivos y pegajosos eslóganes como “la cuota más pequeña”, el “tome chichí” y “le tenemos fe”.

Sin embargo, lo que la publicidad esconde es que la cuota más pequeña equivale al final al precio más alto, y que el tome chichí se lo terminan dando al consumidor y no para el ricachón del anuncio.

Dos años atrás, en un estudio similar del MEIC, con irregularidades que todavía hoy persisten, el entonces ministro Eduardo Sibaja advirtió cómo la tendencia del mercado de venta de electrodomésticos había transformado su giro de negocio para hacer del otorgamiento de créditos su fuente de ingreso principal.

Pues bien, resulta que los intereses de estos créditos, según el más reciente estudio del MEIC, pueden alcanzar hasta un 119%, con diferencias en los precios de contado -entre artículos idénticos- de hasta un 61%. (¡Viva el libre comercio!)

El MEIC pudo también comprobar –otra vez- el incumplimiento de la normativa vigente en materia de información, específicamente en los sistemas de crédito que, como vimos, son la base del lucrativo negocio.


Está claro por qué a los almacenes de electrodomésticos no les interesa que la gente se entere de la letra menuda de sus planes de financiamiento, ni que lea o entienda la letra diminuta de sus contratos.


Ellos no indican la elevada tasa efectiva que cobran, ni el monto total a pagar, y en ocasiones la tasa de interés está mal calculada. Otras anomalías detectadas fueron un precio base del crédito distinto al precio de contado, y la no aplicación de descuentos en caso de pagar con tarjetas de crédito, en las ventas de contado.

A la lista se suma la información sobre descuentos, la cual es poco clara u omisa. No se indica el monto total a pagar, ni tampoco se exhibe el precio base del financiamiento. Tampoco se informa sobre restricciones.

Con los intereses cobrados el asunto se pone más tenebroso ya que las tasas de interés efectivas oscilan entre un 42% y un 119% anual, mientras que el rango de tasas de interés de las tarjetas de crédito se encuentra entre el 40% y el 50%. Nadie puede salir ileso después de semejante garrotazo.

Para que se dé una idea, una refrigeradora que en Casa Blanca (Belén) costaba ¢434.306, en Walmart (Guadalupe) el precio era de ¢630.157 y en Hogar (in) Feliz de Alajuela, con financiamiento de Instacredit, ¢838.476. ¿Cómo justificar semejantes variaciones? 

Según la ministra del MEIC, Mayi Antillón, estos sistemas de crédito “podrían entrar en una categoría de tasas abusivas”. ¿Cómo dijo? ¿podrían ser tasas abusivas? Señora ministra, con todo respeto, esas no son tasas abusivas, ¡son garroteras!

La promesa de enviarlas a estudio a la misma Comisión Legislativa de Asuntos Hacendarios, en donde desde hace rato los diputados “estudian” el tema del endeudamiento por tarjetas de crédito, nos garantiza, sin ninguna duda, de que nada va a suceder. 

Año tras año, seguiremos oyendo la misma historia. Con la llegada del Día de la Madre el MEIC hace estudios y denuncia el desmadre de abusos e incumplimientos. La prensa informa, y los negocios siguen campantes como verdugos, quebrando la economía de la gente mediante argucias, llenos de fe, y con publicidad corronga y divertida al ritmo de “Tome Chichí”.  




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