sábado, 25 de junio de 2011

Las "Tuyo noticias" del 7

Ahora sí es oficial. Telenoticias es el medio de comunicación que más utiliza, en Costa Rica, los VNR (comunicados de noticias en video por sus siglas en inglés).  

Los VNR son anuncios publicitarios disfrazados para que parezcan noticias y que, a diferencia del publirreportaje, no le indican al público que se trata de publicidad paga.

Son utilizados, principalmente, por agencias de publicidad y de relaciones públicas para lograr mayor credibilidad a la hora de promover los productos, imagen o servicios de sus clientes y, por lo visto, ahora también por las empresas televisivas para impulsar sus propios negocios.  

Es así como la publicidad de Tuyo Móvil, un nuevo servicio telefónico propiedad de Televisora de Costa Rica (Canal 7), fue convenientemente incorporada dentro de la agenda noticiosa de Telenoticias.

El video, disponible en la página web del noticiero, muestra a diferentes clientes “más que satisfechos” por haber adquirido el servicio y que ahora forman parte de la “Tuyo Locura” la cual -según dice Telenoticias- (y si lo dicen ellos, debe ser cierto) se ha apoderado del país.

La afirmación en el súper en pantalla es contundente: “Clientes satisfechos con todos los servicios”, mientras la nota que acompaña el video asegura cómo las ofertas, los buenos precios y la calidad del servicio son los responsables de causar “locura” entre los centenares de ticos de la familia Tuyo Móvil.

Con imágenes de jóvenes bailarines en las tiendas WalMart, uno de los distribuidores de Tuyo Móvil, y testimonios de clientes “satisfechos”, concluye la nota. De seguido, Ignacio Santos se apresta a continuar con la siguiente “noticia”, y aquí nada ha pasado.  

Lo que Telenoticias no dice, ni dirá, es lo que piensan algunos conocedores sobre este nuevo servicio. Un interesante post en Harold´s Blog, explica convincentemente (tanto como el anuncio publicitario de Telenoticias) por qué Tuyo Móvil no tiene nada de nuevo ni de diferente, pues se trata de una alianza comercial entre el ICE y Teletica, lo cual implica la utilización de las mismas torres, la misma señal y el mismo servicio para los usuarios. ¿La diferencia? Usted podrá ver canal 7 en su teléfono (incluidos los VNR de Telenoticias).

El bloguero advierte que quienes se quieren pasar a Tuyo Móvil, pensando en que van a obtener una mejor cobertura o mayor velocidad y estabilidad en Internet, están equivocados. Simplemente, “no va a suceder así.”

Este tipo de cuestionamientos sí serían noticia, pero esa no la veremos  en Telenoticias. Lo que sí seguiremos viendo, sin que nadie en este país diga esta boca es mía, serán anuncios publicitarios disfrazados de noticia, esto es, publicidad engañosa. Un irrespeto total por el televidente y una práctica ajena al periodismo serio y responsable que un noticiero líder, como Telenoticias, se supone está obligado a ejercer.


domingo, 5 de junio de 2011

Se vende Planeta Tierra

En solo tres meses, de octubre del 2010 a enero de este año, la deuda de los ticos con tarjetas de crédito creció 17 mil  millones de colones. La suma total adeudada, sin contar otras opciones de financiamiento como créditos personales, es de  ¢602.032 millones. Bueno para la economía, malo para los consumidores.

Ese es el problema de un sistema que se sostiene sobre la base de gastar mucho más de lo que necesita, con el dinero que no se tiene, y desechar lo que aún sirve para alimentar la producción y las ganancias –sin límites- de quienes ostentan el poder económico. 

Un sistema que Serge Latouche, prestigioso economista francés y profesor emérito en la Universidad París,  advierte que conducirá directamente al desastre.

Según Latouche, el crecimiento económico no sirve para satisfacer necesidades reales, pero sí para crear necesidades  ficticias que al final llevan a una “ dictadura del mercado” en donde los gobiernos ya no deciden nada.

“Hace falta ser loco -o quizás economista- para creer que el crecimiento puede ser indefinido con un planeta con recursos limitados”, afirma el defensor de la teoría del decrecimiento (reducción de la producción y consumo razonable conforme a los recursos disponibles) como una forma de evitar la catástrofe que se avecina.

Por lo pronto, seguimos aferrados a un modelo de tres patas, base de la sociedad del crecimiento, que son la publicidad, la obsolescencia programada (productos fabricados con una vida útil calculada y reducida) y el crédito.

Dicho de otro modo, la publicidad nos incita a comprar productos que no durarán, obligándonos a comprar otros nuevos (reparar es casi siempre más caro o imposible) con dinero prestado o en cuotas, pues los salarios no alcanzan.

Ahí están esos 17 mil millones como prueba de un sistema perverso que muchos economistas -sin decirlo abiertamente- saben que es insostenible.

Paradójicamente, la promesa del consumo de darnos una vida mejor, no se cumple en sociedades devoradoras de recursos como la estadounidense. De 1950 al año 2000, el crecimiento económico contrasta con un decrecimiento en el nivel de satisfacción de las personas. En términos simples. A mayor cantidad de chunches, menor felicidad.

Serge Latouche propone el decrecimiento como solución. Un cambio de paradigma y la necesidad de instalar un nuevo modelo económico que genere nuevos valores. Detener cuanto antes ese ciclo perverso de crecimiento ilimitado que utiliza el consumo desmesurado como motor para hacer crecer un nivel de producción que -a su vez- obliga al consumo masivo y global de los productos fabricados.

No se trata de volver a las cavernas, ni de privarnos de lo necesario. Por el contrario, se trata de sustituir la ilusión -creada por la publicidad- de poder obtener bienestar y felicidad a través del consumo de objetos, por una vida centrada en valores más satisfactorios de acuerdo con nuestras más profundas convicciones. Es decidirnos a soñar con un mundo distinto, y no quedarnos de brazos cruzados a esperar la debacle.



 “El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de algunos.” Ghandi.